AGUAS DE MARZO

Tom escultura 2

Música eterna que no podría haber nacido en otro lugar que Brasil

Aguas de marzo es una canción de Antonio Carlos (Tom) Jobim, el mismo de la Chica de Ipanema, música eterna que no podría haber nacido en otro lugar que Brasil.

Tom escultura 1

Es palo, es piedra, es el fin del camino

Empieza, como tantas maravillas de la bossa nova, con un tictac casi infantil, a desgranar versos que parecen de primaria. Es palo, es piedra, es el fin del camino,…es el agua de marzo, que cierra el verano…y ya estás preso de la evocación.

mapamundi hemisferios

¿Cómo andan los habitantes en el hemisferio sur?

Cuando tenía 7 años, el profe preguntó a la clase: a ver, ¿quién sabe cómo andan los habitantes en el hemisferio sur? La clase se dividió en dos grupos. Yo no lo dudé: con la cabeza. ¿Cómo, si no? Estaban boca abajo, así que tenían que andar con la cabeza. ¿Y los pies?, preguntó el profesor, ante el regocijo de una parte de la clase que ya se sentía ganadora y la fuga precipitada de los que, como yo, empezaban a comprender que había truco. Otra consecuencia más de que la tierra fuera redonda. Los argentinos, y los brasileños, y los chilenos, y muchos africanos, y los australianos (vaya gozo, el mapamundi de la clase) vivían al otro lado del ecuador, pero eran iguales a nosotros: caminaban con los pies y pensaban(o no) con la cabeza. “Solo que allí lo que está al revés son las estaciones. Cuando aquí es verano, allí es invierno y viceversa”. Ya estaba otra vez complicando las cosas el profe.

Mapamundi al revés

¿Y si le diéramos la vuelta al mundo?

¿ Y si le diéramos la vuelta al mundo y ellos estuvieran arriba y nosotros abajo? ¿Cuánto cambiaría nuestra perspectiva?Pero estábamos arriba. Y ellos, abajo. Bastante me costaba comprender que, cuando mi padre estaba de viaje, le dijera a mi madre por teléfono que donde él estaba llovía cuando en casa lucía el sol. Si llovía, llovía. ¿Por qué se tiene que complicar tanto el mundo? Fue el primer zarpazo de la física a la lógica del niño que en seguida aprendería también quiénes eran de verdad los reyes magos, dos verdades tremendas en un mismo curso. La representación de las cosas era un enigma: los padres representaban a la magia, los mapas pintaban un mundo en donde norte y sur no coincidían exactamente con el arriba y abajo de la cabeza y los pies. Y el verano llegó y se fue.

Canicas 1

Los recreos se sucedían persiguiendo una pelota y jugando a las carreras de coches y las canicas

No mucho después me dejé querer por el sol por primera vez. Recuerdo sentarme de pronto una mañana en un saliente de la escalera, en el patio, durante un recreo, mientras mis compañeros corrían detrás del balón, y sentir por primera vez el abrazo cálido de un sol de primavera, allá por el mes de marzo. Ese mismo año, o el siguiente, o quizás el siguiente, experimenté unas extrañas cosquillas en la entrepierna al trepar por los postes de la canasta de baloncesto y un gusto inexplicable al bajar. Los recreos se sucedían vertiginosamente persiguiendo una pelota y jugando a las carreras de coches y las canicas. El verano llegaba y se terminaba y  el invierno lo inundaba todo y volvía un día la primavera y yo la recibía en ese mismo escalón, quizá más forzado y distraído, porque ya no era como la primera vez y mi cuerpo cabía peor en el saliente. Algún tiempo después, en ese mismo colegio, aumenté el gusto medido por lo prohibido al recibir de un compañero dos páginas arrancadas de una revista alemana en la que salía un actor conocido en la cama con una chica que enseñaba rotundamente los pechos. El riesgo al castigo era proporcional a la increíble satisfacción. Y en seguida, disputado (y demediado) entre la osadía y la candidez, llegó el interés, también clandestino, por la hermana de un compañero que pasaba largos ratos en el patio a la salida de clase, hasta que los recogían a ambos alguno de sus padres al final de la tarde. Qué fea es, decíamos todos, para negar que nos interesaba. Seguro que yo también lo dije, y cada vez que lo hacía me mordía en alguna parte, por dentro, porque era, podía ser, la heroína de cualquiera de las mil historias que leía entonces, porque me había convertido, además, en bibliotecario del cole a los trece años. Qué podría hacer, qué podría decirle, para iniciar una historia de amor con ella, respaldada por la experiencia vertida en los libros que yo mismo custodiaba (aunque fueran de aventuras). ¿Y por qué ella? Porque estaba allí, supongo, la única doncella en aquella tierra de bárbaros. Pero no ocurrió nada y eso agrandó la búsqueda, la nostalgia, que es lo que pasa normalmente cuando se desea a algo o alguien y de fondo pasan las estaciones. Llegó el verano de los 14 y ya no me acordaba de la chica del patio, pero peleaba fuerte por conquistar un corazón. Dije adiós al colegio y a las aulas en las que había crecido, en las que había estudiado el mundo por primera vez, un mundo partido en dos por el ecuador.

esfera terrestre ecuadro

El Sur se convirtió en un destino imaginario

El Sur se convirtió así en un destino imaginario dentro del viaje permanente que se abría y se cerraba cada curso, cada comienzo y fin de cada verano, en septiembre, cuando los días refrescaban, volvían las lluvias y se anunciaba un nuevo invierno.

Los catorce, los diecisiete, los veinte y los veinticuatro, y yo seguía soñando con cruzar el ecuador y conocer el hemisferio sur antes de los 30. Y lo conseguí. A los 29. Cuando lo hice, apenas experimenté la diferencia de estación porque bajé poco del ecuador, pero me dejé maravillar por cielos estrellados que no conocía, otra de las cosas que pasaban en el hemisferio misterioso.

Bóveda celeste sur

Me eché en brazos del amor bajo la bóveda celeste del lado de allá

Adiviné (o imaginé) dónde se encontraba la Cruz del Sur y me eché en brazos del amor bajo la bóveda celeste del lado de allá. Al final, quizá no había tanto misterio en la geografía real como en la imaginada. Crucé el ecuador enamorado y con la sensación de que la vida me ofrecía la mayor oportunidad de viaje que había conocido hasta entonces.  Estaba demasiado ocupado en mirar el cielo de noche y abrazarme perdidamente al amor que estrenaba como para imaginar a los habitantes de aquellas islas del Índico andando con la cabeza.  Y el final del verano también llegó entonces, aunque desde aquel invierno la tierra ya no se agitaba tanto, parecía que se hubiera asentado y ofreciera grandes goces sin los sobresaltos de antaño.

Luego la sucesión de inviernos y veranos se disparó, germinaron las semillas, crecieron los árboles, maduraron y dieron fruto. Pero todos los años, al despedirse el verano, en el mes de septiembre, la nostalgia regresaba sin pedir permiso. Las primeras aguas de septiembre y el fresco del amanecer pesaban cada año un poco más. Volvía la imagen del sur. Igual que cuando pensaba en la propiedades extrañas de las antípodas, imaginaba raros efectos en las personas, todas provocadas por el adjetivo «austral». ¿Cómo será el fin del verano allá, en el hemisferio sur? ¿Cómo será despedir el verano austral en pleno marzo, mientras la  mitad del mundo se llena de alborozo con los primeros síntomas de la primavera?

Ciclistas lluvia

Las aguas de septiembre de aquí son las de marzo de allá.

La vida toda se va pasando y yo sigo abrazado a su verdad, a veces hosca y hostil, otras tan amable como cuando me senté a recibir aquel primer sol de primavera en la escalera del colegio. Las aguas de septiembre de aquí, que nos anuncian un nuevo curso,  son las aguas de marzo de allá. Qué sencillo de entender. Pero a mí me ha costado. Y algunas cosas me han ayudado, por ejemplo, una canción. Hay canciones prescindibles, la mayoría.  Otras, sin embargo, se quedan porque en ellas palpita la esencia de la vida. Es el caso de Aguas de marzo, de Tom Jobim. En ella, Jobim canta al final del verano austral,  que llega con las aguas de marzo y que es promesa de vida (“son las aguas de marzo, que cierran el verano, promesa de vida en tu corazón», dice el estribillo) justo lo que he sentido siempre, cada vez que el verano se despide entre recuerdos y promesas de que volverá. De septiembre a marzo, de marzo a septiembre, entre ambos la vida pasa hasta que un día se detiene. Eso es lo que cuenta la canción de Tom Jobim que a todo el mundo le suena: la retahíla de pequeñas cosas, que podría parecer infantil, pero que en conjunto, sumadas y mecidas por la música que las envuelve, sintetiza la vida. Ya intuía de pequeño que los habitantes del hemisferio sur no podían ser del todo iguales a nosotros, los habitantes del hemisferio norte, aunque, según el profesor, ellos también caminaran con los pies.

Río de Janeiro 1

La música de Brasil nunca se podría haber hecho en el norte.

El tiempo me ha demostrado que la música de Brasil nunca se podría haber hecho en el norte.  Allí el final del verano llega con las lluvias, las aguas de marzo.  Cosa linda dejarse mecer por ese ritmo aparentemente sencillo, esa melodía que apenas se desplaza por el pentagrama, esa armonía riquísima, esas palabras tan fáciles. Es la obra de alguien enamorado de la vida, que recrea a la vez la alegría y la nostalgia de vivir. Gracias, maestro Jobim. Aguas de septiembre en el hemisferio norte, bienvenido de nuevo, otoño.  ¡Feliz primavera, hermanos del sur!

***

Gracias a Merceditas por dar los buenos días con las aguas.

Buscad versiones de Aguas de marzo. Seguro que os alegran el día. Ahí va la original, de hace 41 añitos…

AGUAS DE MARZO
Es palo, es piedra, es el fin del camino
Es un resto de tronco, está un poquito solo
Es un casco de vidrio, es la vida, es el sol
Es la noche, es la muerte, es un lazo, un anzuelo
Es un árbol del campo, un nudo en la madera
Caingá, candela, es matita de pera.
Es madera del viento, alud en el despeñadero
Es misterio profundo
Es el quiera o no quiera
Es el viento venteando, el fin de la ladera
Es la viga, es el vano, la fiesta del tijeral
Es la lluvia lloviendo, la voz de la ribera
De las aguas de marzo, el fin del cansancio
Es el pie, es el suelo, es marcha caminera
Pajarito en la mano, piedra del tira-piedras.
Un ave en el cielo, un ave en el suelo
Un arroyo, una fuente
Un pedazo de pan
Es el fondo del pozo, es el fin del camino
En el rostro el disgusto, está un poquito solo.
Es un tarugo, un clavo
Una punta, un punto
Una gota goteando
Una cuenta, un cuento
Es un pez, es un gesto
Es la plata brillando
Es luz de la mañana, un ladrillo llegando
Es la leña, es el día, es el fin de la huella
La botella de ron, reventón caminero
El proyecto de casa, es el cuerpo en la cama
Es el coche atascado, es el barro, es el barro
Es un paso, un puente
Es un sapo, una rana
Es un resto de campo en la luz de la mañana
Son las aguas de marzo cerrando el verano
Es la promesa de vida en tu corazón.
Es palo, es piedra, es el fin del camino
Es un resto de tronco, está un poquito solo
Es una culebra, es un palo, es Juan y José
Un espino en la mano, es un corte en el pie
Son la aguas de marzo cerrando el verano
La promesa de vida de tu corazón.
Es palo, es piedra, es el fin del camino
Es un resto de tronco, está un poquito solo
Es un paso, es un puente
Es un sapo, una rana
Es un bello horizonte, una fiebre terciana
Son las aguas de marzo cerrando el verano
La promesa de vida en tu corazón.
Palo, piedra, fin del camino
Resto de tronco, está un poquito solo.

(Águas de Março” de Tom Jobim)
É pau, é pedra, é o fim do caminho é um resto de toco, é um pouco sozinho
é um caco de vidro, é a vida, é o sol é a noite, é a morte, é um laco, é o anzol
é peroba do campo, é o nó da madeira cainga, candeia, é o Matita Pereira
É madeira de vento, tombo da ribanceira é o mistério profundo
é o queira ou nao queira é o vento ventando, é o fim da ladeira
é a viga, é o vao, festa da cumeeira é a chuva chovendo, é conversa ribeira
das aguas de marco, é o fim da canseira é o pé, é o chao, é a marcha estradeira
passarinho na mao, pedra de atiradeira
Uma ave no céu, uma ave no chao é um regato, é uma fonte
é um pedaco de pao é o fundo do poco, é o fim do caminho
no rosto o desgosto, é um pouco sozinho
É um estrepe, é um prego é uma ponta, é um ponto
é um pingo pingando é uma conta, é um conto é um peixe, é um gesto é uma prata brilhando
é a luz da manha, é o tijolo chegando é a lenha, é o dia, é o fim da picada
é a garrafa de cana, o estilhaco na estrada o projeto da casa, é o corpo na cama
é o carro enguicado, é a lama, é a lama é um passo, é uma ponte é um sapo, é uma ra
é um resto de mato, na luz da manha sao as aguas de marco fechando o verao
é a promessa de vida no teu coracao
É pau, é pedra, é o fim do caminho é um resto de toco, é um pouco sozinho
é uma cobra, é um pau, é Joao, é José é um espinho na mao, é um corte no pé
sao as aguas de marco fechando o verao é a promessa de vida no teu coracao
É pau, é pedra, é o fim do caminho é um resto de toco, é um pouco sozinho
é um passo, é uma ponte é um sapo, é uma ra
é um belo horizonte, é uma febre terca sao as aguas de marco fechando o verao
é a promessa de vida no teu coracao
É pau, é pedra, é o fim do caminho é um resto de toco, é um pouco sozinho
É pau, é pedra, é o fim do caminho é um resto de toco, é um pouco sozinho
Pau, pedra, fim do caminho resto de toco, pouco sozinho
Pau, pedra, fim do caminho, resto de toco, pouco sozinho.

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