EL OTRO LADO DE PINK FLOYD

Beau_Geste 2Cierro los ojos. Escucho el viento filtrarse entre las almenas. Un sonido de fondo muy conocido, la parte final del Wish you were here, los teclados tan libres como ese aire, la guitarra desbocada, como los caballos que galopan hacia nuestras murallas.  Se acercan los bárbaros, los del Otro Lado, los que viven tras las montañas del horizonte. Alarma. Todos a defender el fuerte. No hay cuartel. Preparad vuestras armas. Ya llegan los bárbaros, imagen de nosotros mismos hasta hace un instante. Estás a punto de entrar en el Otro Lado. Mira bien en el espejo. Quizá veas tu propia sombra.Cara con sombra El otro lado del hombre, de nosotros mismos, se encuentra ahí y en cualquier lugar donde nos atrevamos a rebuscar: en las noticias, en la oficina, en el metro, en clase, en la calle, en la patera, en los templos. Está todo oscuro al Otro Lado. Alguien debería ayudarnos a mirar, a comprender qué hacemos allí, mientras estamos aquí.

The other side 2 Dark side

Abro los ojos: ahí llegan ya El Otro Lado, The Other Side, un grupo de músicos cuya propuesta es viajar a lomos de Pink Floyd en directo, mientras el espíritu que incendió las mesas de grabación de los últimos sesenta y primeros setenta y que todavía hoy nos ilumina reposta en algún planeta lejano del sistema solar, pero no para volver a la Tierra, sino para seguir su viaje por las estrellas. IMG_0869The Other Side suena a Pink Floyd pero no son Pink Floyd. The Other Side te embarca en  momentos fundamentales del rock sinfónico, lisérgico al principio, gracias a la magia del directo. Se nos echan encima. ¿Abrimos fuego, mi capitán? Aguardad: ¿por qué ir a verles, a The Other Side, padres, hijos, jóvenes en busca del mito que se les ha negado en estos tiempos desmitificados y salvajes? Empiezo a reconocer el aullido del los bárbaros en el ataque. Es un pasaje formidable del último tema de Wish you were here, cuando ya has viajado por temazos como Shine on you crazy diamond, Wish you were here, Have a cigar  o Welcome to the machine. Los primeros cincuenta minutos del espectáculo de The Other Side están dedicados a ese álbum, la cima de su creación. La excusa: 40 años del LP más increíble de Rock sinfónico hasta esa fecha, 1975. En ese mismo año, Genesis se desangraba con su inabarcable Lamb lies down on Broadway. Y Pink Floyd regresaba del mejor sonido jamás grabado, en The dark side of the Moon, con una propuesta igualmente transgresora, un disco dedicado al miembro que se perdió del todo en el camino, Syd Barret. Roger Waters le añoraba, aunque sabía que era imposible tenerlo cerca.

wISH YOU WERE HERE PORTADA  NEGRACierro los ojos de nuevo, mientras aúllan los bárbaros, la guitarra desaforada, desbocada, que flota en su propio eco, de Dave Gilmour. Septiembre de 1975: regresamos a clase, vamos a empezar COU. Franco vive aún. Mis amigos y yo hemos formado un grupo de rock. Tenemos un amplificador para los cuatro que me he traído en la maleta, desmontado, desde Irlanda, en verano, el último verano antes de perder el sentido por las chicas. Todo lo que hablamos es música. Todo lo que sentimos rezuma música. Todo lo que actuamos señala música. Y estamos superexcitados por las noticias. Pink Floyd saca nuevo disco, y es todavía mejor que la Cara oculta de la Luna. Wish you were here postal lagoEs sobre uno de ellos que se volvió loco. Y la portada es flipante, y el disco trae postales de un tipo dándole la mano a otro mientras arde en llamas. Y de una pierna saliendo de un lago en calma.

wISH YOU WERE HERE PORTADA 1Antes de que nos demos cuenta, Franco se ha ido y la gente a nuestra alrededor, nuestros padres, están nerviosos. Utilizamos la semana de vacaciones sin clase por la muerte del dictador para comprar y trasladar a pie desde la tienda planchas de poliuretano para colocar en las paredes del cuartucho, que mis padres nos han cedido como local de ensayo, entre trasteros de toda una comunidad de vecinos. Y yo que pensaba que mis padres no eran enrollados… Esa misma Nochevieja tocaremos en directo por primera vez, canciones de los Rolling y un blues sucio de letra porno que nos hace gracia, en una fiesta de Año Nuevo, nada menos que en la sinagoga de Madrid, gracias a un contacto de nuestro batería. El concierto será un desastre,porque al llegar nos enteramos de que alguien ha traído un amplificador demasiado potente y ha quemado los bafles. Solo tres canciones y nos apean del escenario para pinchar música, porque suena horrible. Lo justo para que una chica de nombre bíblico se me acerque como ninguna otra se había aproximado antes: así que esto es el rock. Pues mola. zuma portadaLa primera madrugada del año 1976 se desmigaja entre bailes y extrañas miradas hacia los músicos ya fuera del escenario, niños bien vestidos de noche y música muy enrollada. En unos días invitaré al cine a la chica de nombre bíblico a ver Easy Rider, que acaban de estrenar en el cine. Será la última vez que la vea. Bienvenida, nostalgia. Todavía en esa primera noche del nuevo año suena Zuma, de Neil Young, que acaba de salir en Estados Unidos y alguien lo ha conseguido ya y lo ha llevado a la fiesta. Hay una canción sobre Hernán Cortés, el asesino: Cortez the killer. Veremos si la censura la deja pasar. Pero lo que sí ha dejado colar es el último de Pink Floyd, que está arrasando en todas partes. Welcome to the machine, Shine on you crazy diamond, Wish you were here, que empieza y acaba con una atmósfera claramente del Otro Lado, que invita a meterse en ella y dejarse escupir de vuelta a nuestro mundo después de más de cuarenta minutos de viaje galáctico. Eso era el rock sinfónico, para quien no lo conoce o conoció. Tener 16 años y que Pink Floyd publique el disco cumbre de su carrera es una suerte, sobre todo cuando acabas de crear un grupo de música y apenas manejas unos acordes y lo más que puedes es ponerle una pastilla a tu guitarra acústica. Y ahí estaba la otra noche, 40 años después, Wish you were here, completo, trasladándome, trasladándonos, a cada uno de los asistentes, a un momento de su vida. A algunos, de su estancia en el limbo, seguro. Yo reviví esa vuelta a clase, los días aún calurosos de septiembre, la noticia de que los Floyd volvían a reinar, la Nochevieja como músico frustrado por los amperios pero encantado de comprobar la atracción de las mujeres hacia los músicos de rock, la muerte del dictador, nuestro grupo musical, que nacía, mientras hacíamos COU sin saber que, después, venía la vida, con esos espacios oscuros, ambiguos, tremendos, para la que nuestros padres intentaban prepararnos, como diciendo: preparaos, porque también está El Otro Lado, chicos.The otherr side 1 Ojalá hubieran podido traducirlo ellos entonces así: que hay que estar continuamente negociando entre este lado y aquel, saber regresar después de pisar el terreno prohibido (no solo las drogas, sino todo aquello que te hace olvidarte de lo importante que es ser tú), que hay que defender el terreno de los sueños, que tirará de vuestro carro. Ese no lo dejéis morir. Nunca nos lo dijeron así, pero con el tiempo he sabido que con sus obras, nuestros padres nos prepararon para ello. Si no, ¿cómo explicar que me dejaran el cuartucho trastero de una comunidad de vecinos de una zona muy burguesa de Madrid para que diéramos rienda suelta a los sueños, que ellos no entendían, seguramente ni compartían, pero que no frustraron? IMG_0872

Sí. Todo es ilusión de Pink Floyd en el espectáculo de The Other Side.  Porque no está Pink Floyd. Pink Floyd fue un momento de la historia. Pero nos gusta recrearlo. Tenemos sus discos, los podemos escuchar en casa, pero no es lo mismo. Nuestras guitarras no sonaban así. ¿Eran realmente guitarras o magia diabólica lo que se escuchaba en Echoes, en Money, en Us and Them la otra noche, en los discos? La respuesta llega al final: sí, lo eran. Dos guitarristas se dejan la piel en el escenario para demostrarlo. Y un teclista mucho más intenso que Rick Wright. The Other Side lo recrean para nosotros desde dentro, juegan con nuestra capacidad de evocación, de creer, de imaginar a David Gilmour estirar y estirar las cuerdas de su guitarra, descerrajar series de acordes que flotan sobre la atmósfera de los teclados de Rick Wright, contra el bajo profundo de Roger Waters y el palo ralentizado de Nick Mason. Todo es ilusión desde la evocación a través de la música en directo, con unos músicos que interpretan el genio creativo de otros sin poder aportar el propio porque se saldrían del guión y sería como un mal viaje en El Otro Lado, algo realmente chungo para quienes hemos flotado, literalmente, con Pink Floyd, en más de un momento de nuestras vidas. Su trabajo, su misión, es hacer que el viaje sea auténtico, o que realmente lo parezca en esta tierra de Total Recall, de viajes por su mente, recreando lo que Vd. desee, de dar a la gente lo que quiere, máxima mercantilista que aquí está algo más camuflada que en otras canalladas que nos ofrecen al consumo.

IMG_0870Satisfacción garantizada gracias al sonido impoluto, las guitarras tan lindas, las chicas del coro que intentan (entre apuestas de si lo conseguirán o no) llegar a la cima vocal de The Great Gig in the Sky. Los músicos han venido de un lugar que también parece de otro mundo, una pequeña isla perdida en el Mediterráneo, Menorca, en donde viven adorando al Fluido Rosa, en donde el sol se asoma antes. De arranque, la recreación íntegra de Wish you were here desata alguna mirada de preocupación(el tema acústico se aleja un poco de la versión del disco.Todos los guitarristas hemos tocado Wish you were here decenas de veces. El tempo del riff no se puede cuestionar….y mucho menos en un concierto de recreación de Pink Floyd), pero poco a poco nos tranquilizamos y llega lo bueno, la marcha, el universo previo y algo del posterior, Animals o The Wall, con temas bien escogidos para levantar al público, como en un buen concierto de rock. ¿Pero no habíamos dicho que esto era Pink Floyd, rock sinfónico?
Pues resulta que hay vida, que hay marcha en todo lo anterior y el concierto se despide con varios bises y la sensación de que tres horas de música de Pink Floyd en directo es droga de la buena, un viaje controlado por El Otro Lado, el de las estrellas, las nubes y los sueños.

Pink floyd en PomeyaDe repente, me apetece volver a ver la película Pink Floyd en Pompeya. No sé cómo habrá envejecido. Solo recuerdo que la vi, con mis colegas, en el cine Oráa de Madrid por aquellas fechas, un cine enrollado que cuando te ponía una película musical  alquilaba torres de altavoces de concierto y las colocaba a ambos lados de la pantalla. Y el cine temblaba, como ahora con el sensorround o el 5.1 que tenemos en nuestras casas. Sí, pero eran los 70. Y eso solo pasaba en el cine, no en casa. Y salíamos de la sala emocionados, con brillo en los ojos, brillo de adolescentes intactos, comentando detalles imposibles sobre este o ese punteo. Como la otra noche. A la salida, ojos iluminados, sonrisas, sensación de que merecía la pena. Cada loco con su tema. Y la noche nos reabsorbió a todos en la ciudad, después de asegurarse de que todo había ido bien en nuestro regreso desde el Otro Lado. Menos mal que no disparamos, ¿eh, mi capitán? The Other Side eran amigos. El enemigo es otro. Mañana volveremos a pelear, a apostarnos en las murallas, el fusil en la tronera, para tratar de que nuestra propia sombra, el lobo, no nos arrebate desde allí el mundo que, con tanto esfuerzo, creamos día a día.

4 comentarios en “EL OTRO LADO DE PINK FLOYD

  1. Gracias blog las nubes por abrir un recuerdo, que sigue durando; que polvo mas largo!!! y ya puestos a recordar, pues empiezo. Año 1974 o 1975, que bien empiezo !!. Me apunto al 1975 aunque alguien dice por la red que Nico actuó en MM el año anterior. Si tienen fallos de memoria, porque hasta que llegó Nico desde el hotel que estaba hospedada y que alguien podrá explicar porque no iban a recogerla, con lo buenorra que estaba, nos pusieron los de MM a… Pink Floyd y el nuevo disco que estaba a punto de salir: Wish you were here.

    Que me perdone Nico, pero al menos mi percepción fue que el tiempo no pasaba. Mi buen amigo el veterinario y yo estábamos, claro si digo que flipaos es de lo mas cotidiano vulgar, pero es lo que estábamos escuchando unas guitarras de David Guilmur entre la acústica que sonaba como imposible a una eléctrica que, fijaros dicen que David no esta entre los mejores guitarristas de todos los tiempos. Que hace falta ¿velocidad? a si, ¿de que?

    Llegó Nico y con su «armonium» a pedales claro, empezó con toda la artillería pesada, recuerdo especialmente «The End» y todas las demás.

    Fue una suma de cara de incrédulos: estábamos paralizados con Pink Floyd antes; nos llega la Nico a la que adorábamos todos los presentes como diosa de la cultura, perdón, con mayúsculas: Cultura. Cantaba, bueno sobre eso opiniones, pero si, si que cantaba. Tocaba, si, si… también tocaba, pero era ella, un mito y mira que estaba buenorra….

    Descanso y mas Pink Floyd, mas wish you were here…, se corta y segunda parte de Nico, supongo que iría a por un cubata y un pis pues la segunda parte era lo mismo que la primera; pero que glamour, cada vez que decía lo de «femme fatal» nos deshacíamos todos los presentes.

    Que ¿cuando duró? ni idea, que ¿lo cantó todo? ni idea, lo que recuerdo fue la maravillosa mezcla de Nico con Pink Floyd en un Madrid donde gobernaba una dictadura que estaba a punto de morir para libertad de todo un pueblo y donde aquella juventud que tenía algo que decir y lo decía, en la Universidad, en Radio Popular de la calle Juan Bravo, será casualidad que fuera un comunero… si dejémoslo hoy así.

    Por cierto al terminar Nico, volvieron a poner a Pink Floyd seguramente para que saliéramos porque de otra manera seguiríamos allí.

    Gracias a Las Nubes por abrir un poco la vista y ver el cielo al fondo.

    Si se presta el asunto, otro dia cuento como conocía el Rockand Roll Animal de Lou Reed en Holanda en un restaurante de estudiantes, o de lo que fuera, que no paraban de ponerlo una y otra vez. Mis dos grandes amigos el veterianario y el abogado también estaban y podemos contar cosas graciosas de tres españolitos por «inter rail».

    Gracias de nuevo Las Nubes

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